A veces quisiera hablarte de como
caen las hojas de los almendros,
en esa misma esquina en la que algún
día espero verte con asombro
o poder hablarte de las flores de
bonga y de su dulce aroma,
que en días calurosos envuelve tus
sentidos y te enamora
Quisiera contarte de como la luna
crece en el horizonte sin anuncio previo
y se convierte en un faro amarillo reinando
con su luz en el cielo
o como en las noches decembrinas corre la brisa por mi cuarto
acariciando mi rostro y revolviendo
mi cabello en ausencia de tus manos
Quisiera decirte esas pequeñas cosas, que pueden parecer tontas,
que se quedan en el día a día, en el
susurro del alma, en media sonrisa
para poco a poco y sin que lo
percibas, lograr imprimir en tu oído mi aliento
y que se quede mi recuerdo grabado
entre los almendros, la brisa y el cielo