Ya
me veía yo, calzada de botas, y ropa aventurera
Recorriendo
los paisajes escarpados y sinuosos
De
tus pensamientos incipientes, ávidos y vigorosos,
Y de
tus épicas historias, tomando nota sin espera
Ya
me creía yo, tras la reja de tus ojos prisionera
Por
perpetuar mis impugnados pecados gloriosos
Que
no podrían ser perdonados ni con rosarios, ni misterios gozosos
Por
el mal divino que me hiciera tu compañera
Ya
me sentía yo, de un ejército la primera guerrera
Librando
batallas en tus campos montañosos
Llevando como estandarte tus secretos victoriosos
Siendo
mío sin serlo, como una indomable fiera.
Y
sin embargo, heme aquí, como marinero sin galera
Despojada
de todas tus fantasías y anhelos tortuosos
Domando
sola mi imaginación y sus intentos indecorosos
De tenerte a mi lado aunque para conseguirlo la fuerza requiriera
De tenerte a mi lado aunque para conseguirlo la fuerza requiriera
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